En ocasiones siento que a las mujeres se nos exige demasiado. Ser buenas profesionales, ser buenas madres, ser buenas amas de casa, ser buenas esposas, ser buenas amigas, ser buenas …
Y todo para que después parezca que somos mediocres, o lo que es peor, si destacas mucho como madre te acusan de abandonar tu carrera profesional, si destacas como profesional te tachan de mala madre, si destacas como buena amiga resultas mala esposa, con cualquier combinación salimos mal paradas.
Hacemos las cosas sin darles ninguna importancia, como si llegar a todo fuera algo normal al alcance de cualquiera, y no es así, porque no todos pueden.
De nosotras depende que se nos reconozcan más nuestros esfuerzos.